sábado, 27 de junio de 2015

AMERICA, IS GOD BLESSING YOU?





Estados Unidos pareciera ser una de las pocas naciones del mundo que, con inmensa gratitud, siempre tiene presente a Dios. La frase “God bless America (Dios bendiga a los Estados Unidos)” casi siempre es el final de un discurso político, presidencial o inclusive se entona, como canto, en muchas modalidades deportivas.

Pero, ¿será esto un acto de hipocresía político, un acto de adoración a un dios que no es el Dios cristiano o un acto sincero de una sociedad convencida de ser modelo de progreso y bienestar para el mundo?

Nos dice el salmista: “Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor” (Salmo 33(32)). Pero una nación que presume de tener por Dios al Señor tiene como principal característica hacer parte de su vida, de sus leyes, de su moral, la voluntad de Dios, conocida y revelada a lo largo de la historia. Por eso el salmista aclara “cuyo Dios es el Señor”, porque puede ser que el dios norteamericano no sea el Señor, sino un falso dios.

Tres cosas han avanzado mucho a comienzos de este siglo XXI en el mundo, impulsada por congresos y aprobada por Cortes de Justicia, estas son: legalización del aborto, legalización de las uniones homosexuales y la legalización de la eutanasia. De estas tres, dos ya están aprobadas, como ley, en todo el territorio norteamericano: el aborto y ahora las uniones homosexuales. Por eso hoy me vienen a mi mente las palabras de Jesús cuando dijo: “No bastará con decirme ¡Señor! ¡Señor! Para entrar en el Reino de los Cielos, MÁS BIEN ENTRARÁ EL QUE HACE LA VOLUNTAD DE MI PADRE DEL CIELO” (Mateo 7,21). Pero ¿han reflejado las leyes pro aborto, pro uniones homosexuales, pro eutanasia la voluntad de Dios?, pues si hablamos del Dios revelado, del Dios hebreo que hizo máxima expresión de amor en la encarnación de Jesús, de quien deriva hoy nuestra fe cristiana, la respuesta clara y precisa sería NO. 

Por eso mi pregunta, hermanos norteamericanos, es ¿Dios te bendice América?, o ¿se han preguntado a qué dios le están pidiendo bendición? Las leyes puestas sobre tendencias, modas, creencias, mayorías, no siempre han reflejado la voluntad de Dios, de hecho, hoy podría argumentar que el principal enemigo de la voluntad de Dios es la torcida libertad del hombre, la democracia, el giro de gobernar sobre basamentos morales que tratan de nivelar lo que no es natural a lo natural, lo que es deseo humano con los designios divinos.

Lucifer perdió el cielo porque exigía un derecho, si lo vemos desde el punto de vista democrático, válido. Sus cualidades, su supremacía sobre la naturaleza humana, le daban el justo de derecho de exigir gobernar  a la raza humana. Era el ángel más bello, más inteligente. Y ojo, sacó un tercio de apoyo angelical  (Apocalipsis 12,4). Y si hubiese sacado dos tercios ¿Dios hubiese tenido que rendirse a sus demandas? La verdad de Dios, que es Cristo mismo, no se somete a votación, a criterio o a discernimiento, se acata o no, se acepta o no, se vive o no. Hoy le diría yo a los políticos y jueces del mundo aquellas palabras de Jesús a los maestros de la ley y fariseos: “¡Guías ciegos!, Ustedes cuelan un mosquito, pero se tragan un camello” (Mateo 23, 24). Llevar sobre sus hombros las decisiones morales de una sociedad y sucumbir a sus demandas sin la guiatura del verdadero Dios es servir a aquel que sintiéndose dios y soberano de los hombres ha vivido toda su eternidad, post caída, en franca oposición a la voluntad de Dios.

Sí lo deseo, deseo que Dios te bendiga América, como deseo que bendiga al mundo en general, pero ese dios al que sirves Estados Unidos, que inspira tus decisiones jurídicas y políticas, lamento decirte no es el Dios que se encarnó por nosotros, que nos amó hasta el extremo de morir y resucitó para la salvación de los hombres. Has avanzado mucho en el pecado América, ¿podrás regresar a la verdad?...Dios te bendiga, nos vemos en la oración.

Lic. Luis Tarrazzi

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