sábado, 7 de febrero de 2015

CARTA A LOS SATÁNICOS











Disculpen por no incluir en mi título la palabra hermanos, pero el vínculo que nos hace hermanos es la fe en un único y verdadero Dios. La hermandad existe en los creyentes y los no creyentes (estos últimos por distracción o ignorancia), pero el satanismo alberga un origen que rompe su vínculo filial con el amado creador. El satánico no es una persona que no crea en Dios, el satánico odia a Dios, se declara su enemigo, y ese es, sin duda, la encarnación viva del infierno.

¿Pero por qué odiar a Dios? Satanás, a quien ustedes adoran, le odia porque tuvo la dicha de conocer a Dios, dicha que creo ustedes se han negado. Porque conocer a Dios no es la experiencia con una pastoral, con un mal padre, o con un mal sacerdote, conocer a Dios es buscarle, como San Agustín, dentro de nosotros mismos y no fuera de nosotros mismos. Satanás odia a Dios porque al conocerle quiso ser como él. Su soberbia, ante SU CREADOR, lo hizo enceguecerse por su egocentrismo y auto veneración.

¡Qué irónico que Jesús, siendo Dios, reconocido por los mismos demonios en su época, al hacerse una más de nosotros, como tú y como yo, siempre se mostró en obediencia y lealtad a su creador, su padre!

Si, de corazón, Satanás tuviera alguna oportunidad de vencer a Dios, la más mínima, yo les diría que su esperanza tendría algo de cabida. Pero Satanás es un derrotado y él lo que quiere, para quienes le siguen y le adoran, es compartir su miseria y sufrimiento.

Ser satanista debe tener un origen de sufrimiento. Es sin duda, una afrenta al bien porque quizás por malas experiencias ustedes ya no creen en el bien. Quizás ustedes les tocó vivir una página del libro amarga, pero no es la única página. Lo primero que asesina el demonio es la esperanza, la fe. 

Sor Faustina, visionaria del Jesús de la divina misericordia, tuvo una amarga visión del infierno, llevada por un ángel de Dios. Yo pienso que los Satanistas en el fondo deben no creer en la eternidad, porque si creyeran en la eternidad, no creo les gustaría vivirla con un opresor y ser tan maligno como Satanás.

Ustedes se pueden haber convencido que son malos y despiadados. Que, además, ya ustedes hicieron un pacto irreversible con Satanás y están, por voluntad o por mala decisión, condenados. Pero no, ustedes no están condenados, su tiempo aún no se agota. No hay pecado que Dios no pueda perdonar y con una simple súplica de perdón a Dios y deseo de acercarse a él, sentirán DE INMEDIATO la gracia de su perdón. No compartan es destino estúpido que Satanás y sus demonios comparten. Quiero que seamos hermanos de verdad, quiero que compartamos la dicha de la santidad. La Santísima Trinidad los bendiga, espero nos veamos en la oración.

Lic. Luis Tarrazzi
07-02-2015

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